Pese al relanzamiento de Ebrard, en Palacio dicen que aceptará coordinar la campaña de Sheinbaum
El evento de Marcelo Ebrard con sus operadores territoriales propios rumbos al 2024 no altera de momento los cálculos del entorno presidencial: el canciller finalmente se alineará con el designio de Andrés Manuel López Obrador y hasta podría aceptar ser el coordinador o bien de la campaña de Claudia Sheinbaum o de la de Adán Auguto López Hernández.
“Marcelo puede traicionar varias cosas, pero no se va a traicionar a sí mismo”, replicó días atrás el presidente cuando le hablaron de que el canciller está cimentando un sendero propio a su proyecto presidencial, paralelo al de Morena.
En Palacio Nacional además son muy enfáticos en que un punto decisivo para medir la densidad del proyecto de Ebrard es si este aceptará separarse del cargo de canciller para ir a hacer campaña por todo el país. LPO señaló que para el grupo compacto que rodea al presidente, Ebrard es visto como el candidato de Estados Unidos.
En la reunión del World Trade Center el pasado fin de semana, en la CDMX, se insistió en reiteradas ocasiones en que la candidatura del canciller será una realidad sea por Morena o sea por otra vía.
Hay otro factor que se mencionó en voz más baja: Ebrard tiene que ser candidato porque es una forma además de blindarse frente algún tipo de acción judicial contra su actuación en el sexenio actual. Tesis que se referencia en el 2012, cuando Ebrard, por recomendación de Manuel Camacho no fue candidato y luego fue perseguido por Enrique Peña Nieto, al punto de terminar en la clandestinidad.
Ebrard está en un movimiento más horizontal que el de Sheinbaum u Adán Augusto porque mientras estos buscan a gran velocidad ganar el aval de los gobernadores, el canciller prefiere enfocarse primero en la operación territorial bajo el entendido de que si es el elegido, luego los mandatarios estatales no tendrán más opción que plegarse a su proyecto.