Samuel ahora asegura que cumplirá su sexenio pero espera más respaldo de los industriales
Mensajes encriptados y futuros acercamientos. El rol de Elizondo.
La potencial candidatura a presidente de Samuel García en realidad se generó más para el círculo rojo estatal que como una decisión asumida y consistente con la arena nacional: por eso el giro en menos de 48 horas, cuando el gobernador se destapó para la Presidencia y luego confirmó que cumpliría su sexenio de modo convencional. En el medio Fernando Elizondo manifestó algún tipo de distanciamiento con el mandatario que suele consultarlo en asuntos bien concretos.
En la campaña del año pasado los empresarios que conversaban con el entonces senador – que nunca fue su candidato predilecto -, eran enfáticos en que Nuevo León tenía problemas de gravedad y que era imperante, para la competitividad económica, el regreso de un gobierno profesional y consistente luego del sexenio de Jaime Rodríguez Calderón, fallido en buena medida tras su aventura presidencial que se alentaba desde Los Pinos. En esos encuentros Samuel se comprometió a permanecer los seis años pero aún así el favorito del poder económico era Adrián De la Garza.
El gobernador se destapó para la presidencia como una advertencia a ese público que, según deslizan en Palacio de Cantera, no ha respaldado lo suficiente a MC en su conflicto con la oposición. El denominado Grupo de los 10 solo ha esbozado un tímido llamado a mediar por cuenta de Jesús Viejo. Pero el staff naranja espera un cabildeo más enérgico de los industriales.
Esto especialmente porque los planes de transversalidad con el PRI y el PAN que han derivado en la crisis actual emanaron del consejo de empresarios que rodean al gobernador.
Entre los hombres de negocios, debe decirse, esta neutralidad es comfortable. No lastiman sus nexos habituales con políticos del PRI y del PAN, no quedan en posición incómoda frente a la Federación y, tal vez lo más importante, no están demasiado comprometidos con la causa de MC. La polémica por el uso del agua por parte de la industria dejó ciertas heridas que no han cicatrizado. Sobretodo por el rol que Andrés Manuel López Obrador jugó en ese tablero.
El ida y vuelta del gobernador sobre su candidatura intenta sacudir esa quietud y que haya un mayor activismo del poder económico y sus satélites en favor de un Gobierno que impulsa políticas pro-inversión, por-empleo y que intenta resolver los niveles alarmantes de inseguridad.
El ex alcalde regio De la Garza también juega en esta relación de alta complejidad entre Samuel y los industriales. Porque hoy por hoy el principal motivo para no encumbrar como fiscal general al priista es el cálculo de que De la Garza va a utilizar la Fiscalía como plataforma para su futuro electoral. En la sumatoria, una política de seguridad exitosa sumada a la cobertura ya inherente del empresariado volverá a De la Garza un perfil muy competitivo. Fernando Elizondo, que rechaza al medinismo, lo tiene muy claro y por eso su rol en esta estrategia de mensajes cruzados.
El futuro político es el corazón de este conflicto desde el inicio del mismo. Por eso puede ser precipitado mirar hacia Monterrey y entender que promover a De la Garza es un problema para Luis Donaldo Colosio. El alcalde regio es pragmático y transitará con el PRI así como ya lo hizo en el pasado gracias a la mediación de Agustín Basave. Y como lo hace en el presente.