Exclusivo: AMLO gira y ahora presiona para que MC no se sume al frente opositor y lleve su propio candidato en 2024
Movimientos en Palacio y nuevas lecturas de la sucesión. Sondeos inquietantes. Una confesión ante ex presidentes.
En las últimas conversaciones que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, tuvo con Palacio Nacional quedó en evidencia que hay un corrimiento en la estrategia del Gobierno hacia la sucesión del 2024. Para Andrés Manuel López Obrador se ha vuelto imperativo que MC no se agregue de ninguna manera a la alianza opositora que protagonizan PRI y PAN, una brecha que debe cristalizarse en la próxima contienda por el Estado de México. De ese modo, el voto lejano a la 4T se divide.
A comienzos de este año, en los intercambios del círculo presidencial se cultivaba la idea de que era mejor que MC se sumara al PRI y PAN para de ese modo obtener una polarización total, una antítesis entre dos modelos definidos de país que se pondrían en pugna en la elección presidencial. Este línea de acción fascinaba al vocero Jesús Ramírez y al caricaturista Rafael Barajas, porque ofrecía un escenario de triunfo final sobre el México neoliberal.
Pero ahora la táctica ha cambiado. Lo captó García y también el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro quien, a pesar de conducir una entidad prácticamente fallida en materia de seguridad, está listo para ser candidato a la presidencia por Movimiento Ciudadana, tal como alientan en Palacio Nacional, donde calculan que lograría entre un 5 y un 6% de adhesión a nivel nacional.
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Una jugada que cierra con la negativa del alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio, a ser candidato a presidente. Esa nominación no le gusta al Gobierno porque la popularidad de Colosio podría encolumnar a toda la oposición detrás de su aspiración, incluidos PRI y PAN. Colosio de momento se muestra reacio a cualquier aventura.
El motivo detrás de este giro se encuentra en ciertas encuestas que ha comenzado a acercar al staff presidencial el encuestador español Alfredo Serrano, que asesora también a Gustavo Petro y a Alberto Fernández. En esos números se denota no solo que de momento los aspirantes a la sucesión por parte de Morena no tienen un desempeño espectacular sino que además cada vez se extiende con mayor progresión la brecha entre la imagen presidencial y la aceptación de la marca Morena.
A esto se agregan ciertas escenas de la intimidad presidencial, como ese encuentro que tuvo días atrás López Obrador con Carlos Slim y algunos ex presidentes latinoamericanos. Uno de los convocados le dijo a esta redacción que en un momento de la charla López Obrador fantaseó con la posibilidad de que si Morena no tiene asegurado un triunfo contundente en 2024, el propio presidente pedirá una licencia para recorrer el país nuevamente y hacer campaña.
Otro factor que también se menciona por estos días es que tampoco terminaría de estar del todo aceitada la propia coalición oficial con el PT y el Partido Verde. Alberto Anaya insiste en que quiere postular a la presidencia a Gerardo Fernández Noroña a como de lugar mientras que en el Verde persiste la disponibilidad a una candidatura del canciller Marcelo Ebrard, que hoy está muy lejos de la querencia presidencial.
El presidente, que tiene una centralidad absoluta de la arena política, se prepara así para un escenario electoral fuertemente atomizado donde el candidato ganador no requiera de un número tan contundente para triunfar.