
El artífice de la Nación
El 13 de mayo, Ramos Arizpe celebró el aniversario de haber sido elevada a
ciudad. Aunque solo fueron 43 las velas del pastel, la realidad es que son
muchos más los años de historia y aporte a la nación. De hecho, no podríamos
comprender el México actual sin estudiar la figura de Miguel Ramos Arizpe.
Ramos Arizpe nació en 1775 en el entonces Valle de San Nicolás de la
Capellanía, municipio del sureste de Coahuila que hoy lleva su nombre. Aunque
se ordenó sacerdote, sus pasiones reales fueron las leyes y la política.
Muchos lo acreditan como el padre del federalismo. Creo que esta descripción
se queda corta ante sus aportaciones a la creación de la nueva patria. De su
numen y de su pluma surgió el Acta Constitutiva de la Nación Mexicana, base
de la Constitución de 1824 y considerada como el acta de nacimiento de
México. En ella ya aparecían los postulados de ese Estado que hoy
defendemos: federalista, democrático y republicano.
En su tránsito por las Cortes de Cádiz, Ramos Arizpe defendió la igualdad, la
participación y la dignidad de todos los ciudadanos del nuevo continente,
incluidos criollos, mestizos, indios y afroamericanos. Incluso, propuso que se
eliminaran de todos los códigos y papeles públicos los nombres despectivos
con los que se denominaban a los grupos por origen étnico, primer paso para
lograr la unidad nacional.
Ramos Arizpe era tan íntegro, congruente y valiente, que prefirió ser internado
en las cárceles españolas antes de someterse a los caprichos del rey Fernando
VII. Esos mismos valores, forjados en la aridez del desierto, son los que hemos
heredado los coahuilenses.
Sabedor de la importancia de la educación en el desarrollo de los pueblos,
desde allá también, en Cádiz, logró que las Cortes decretaran la creación de un
colegio real en la Villa de Santiago del Saltillo. A partir de entonces la capital
coahuilense se ha distinguido por su calidad educativa y por ser el primer lugar
donde se abrió una preparatoria, el Ateneo Fuente, al grado de haber sido
conocida como la “Atenas de México”.
En los archivos de las Cortes de Cádiz quedaron documentadas la admiración y
la alta estima que Ramos Arizpe tenía de sus coterráneos al describirlos como
“Inflexibles a la intriga, virtuosamente severos, aborrecedores de la
arbitrariedad y el desorden, justos amadores de la verdadera libertad y
naturalmente los más aptos para todas las virtudes morales y políticas”.
Hoy Ramos Arizpe es uno de los municipios que reportan mayor crecimiento y
creación de empleos a nivel nacional, equiparándose a entidades federativas
completas, como Tlaxcala. Su ubicación estratégica entre las capitales de
Coahuila y Nuevo León, además de la tenacidad, laboriosidad y responsabilidad
de su gente, lo convierten en un polo natural de atracción de inversiones,
situación que se potenciará con el anuncio de la llegada de Tesla.
¡Feliz 43 aniversario a todos los ramosarizpenses, descendientes del artífice de
la nación! ¡Felicidades, Coahuila! ¡Felicidades, México!