
Una experiencia ciudadana en las elecciones pasadas de Saltillo, Coahuila.
Ante las últimas elecciones en el estado de Saltillo, Coahuila, mi experiencia como ciudadana participante me deja una visión que quiero compartir.
Desde el primer momento, cuando el personal autorizado y capacitado del INE te visita por primera vez para informarte que fuiste sorteado, comienza el dilema: puedes aceptar y participar en la jornada o declinar y disfrutar de un domingo tranquilo. Si decides aceptar, recibes una segunda visita, en la que se te asigna tu cargo, junto con una carta de presentación que te da validez y, claro, los merecidos $550 al final de una jornada infernal.
No es un día bonito, ni quiero romantizarlo. Desde que tus compañeros ciudadanos no se presentan, fallan en su responsabilidad, y todos estamos igual de perdidos, empieza el caos. La capacitación es básica: cómo armar mamparas, atención inclusiva, lo mínimo. Pero el verdadero problema llega al final, con el conteo de boletas, la organización de documentos por elección, y la elaboración de copias para cada partido. En ese momento, con los representantes observando todo, se vuelve un verdadero infierno. Y es justo ahí cuando más se necesita el apoyo de personal especializado… y es cuando más ausente están.
Aunque no fui presidenta, terminé asumiendo ese rol y más. No permití que se favoreciera a ningún partido, pero varios compañeros, sobre todo los mayores, abandonaron el barco por cansancio. Hubo errores en las actas, fallas en la entrega de copias, y un proceso que, según los mismos capacitadores, ya estaba “arruinado”. Sentí coraje, mucho coraje, al ver que después de estar ahí desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche, al día siguiente tenía que trabajar. ¿Hice todo bien? La mayoría, sí. ¿Cometí errores? Por supuesto. Era mi primera vez, sin experiencia previa, y eso se nota.
Como ciudadana, puedo decir que hay pasos sumamente innecesarios e ineficientes que solo entorpecen el proceso y desgastan a quienes estamos ahí de buena fe… o por necesidad. Mi admiración para quienes enfrentan esto no solo con experiencia o edad como obstáculo, sino también en un entorno donde la misma sociedad amenaza y actúa de mala fe.
¿Qué nos espera en las siguientes elecciones?
No lo sé. Solo sé que, por esas vueltas del destino, volví a ser sorteada. Ahí estaré, y les contaré qué pasa.