
Con la nueva ley de telecomunicaciones, Sheinbaum impulsa una “supersecretaría” para Pepe Merino al estilo de Elon Musk
Oposición y Morena alertan sobre concentración de poderes en la nueva Ley de Telecomunicaciones
Este miércoles, el Senado recibió la iniciativa de Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión, presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum, que prohíbe la propaganda política, ideológica o comercial de gobiernos extranjeros —excepto la promoción turística y cultural— y crea la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, dirigida por José Antonio Peña Merino.
La propuesta desató críticas de los bloques opositores: Ricardo Anaya (PAN) acusó a Morena de “dar un albazo” en la Cámara alta y anunció que votarán en contra; Alejandro “Alito” Moreno (PRI) tachó la agencia de “censura disfrazada” y repudió el intento de concentrar el control de contenidos en manos de un solo organismo; y Alejandra Barrales (MC) denunció un “asalto a la libertad de expresión” al facultar al nuevo órgano para bloquear redes sociales.
En respuesta, Sheinbaum calificó las acusaciones como un “error de redacción” y aseguró en la mañanera que en ningún momento se plantea censurar: “Estamos en contra de la censura y corregiremos el texto donde sea necesario. Lo que buscamos es proteger la soberanía digital, no silenciar opiniones”.
Pero las reservas no se limitan a la oposición. Dentro de Morena, legisladores advierten que el dictamen —de 226 páginas y 283 artículos— asigna a la Agencia competencias que hoy corresponden a la Secretaría de Gobernación, la Cancillería y el extinto IFT. Peña Merino, por su parte, defiende la medida comparándola con la cartera de “eficiencia gubernamental” que Donald Trump creó para Elon Musk, argumentando que así se refuerza la transparencia y se reduce la corrupción.
La ley otorga a la nueva agencia amplias atribuciones sobre el espectro radioeléctrico, redes públicas y plataformas digitales. Además, absorberá la digitalización de trámites federales —incluyendo CURP biométrico— y continuará con la simplificación de procesos iniciada por Merino, que ya ha eliminado 29 trámites en la Cancillería y 35 en el SAT.
Críticos recuerdan el fracaso de la Agencia Digital de Innovación Pública en CDMX, cuyo ambicioso plan solo digitalizó actas de nacimiento y licencias de conducir, y temen que el nuevo ente concentre demasiado poder sin los contrapesos adecuados.