
Riesgos y retos
La semana pasada, en los Foros Ciudadanos para construir el Plan Municipal de
Desarrollo de Saltillo, se contó con la participación del ex secretario de
Economía Ildefonso Guajardo. Sin duda, uno de los mexicanos más acreditados
para hablar sobre los riesgos y retos que enfrenta nuestra economía ante la
postura comercial del vecino de norte.
Toda su campaña Donald Trump, nos recordó Ildefonso, se la pasó diciendo que
él había terminado con el peor acuerdo comercial de Estados Unidos en toda su
historia, el TLC, y que él también, durante su primer mandato, había negociado
el mejor acuerdo comercial de su país, el T-MEC. Partiendo de este detalle y
que su contradicción no puede ser tan grande, el horizonte comienza a
esclarecerse.
En efecto, el presidente actual enfrenta circusntancias distintas a su mandato
anterior. Ahora sí ganó el voto popular y la mayoría en las cámaras, además
que ya no puede aspirar a otra reelección, lo que ahora le da empoderamiento
y mayor grados de libertad. Pero su perfil psicológico sigue siendo el mismo,
nos explica Guajardo.
Con la amenza de los aranceles del 25% logró conseguir acciones de sus
contrapartes en cuanto a tres temas: el flujo migratorio, el control del fentanilo
y adelantar la revisión del T-MEC calendarizada para el 2026. Y en este punto,
pondrá énfasis en el sector que le obsesiona: el automotriz. Va a querer ajustar
criterios de integración regional para hacerlos más estrictos, batallas que
habíamos ganado en años pasados.
Dada su experiencia, Ildefonso recomienda buscar una negociación integral y
no obsequiar victorias tempranas, marcar la línea roja de lo no negociable y,
sobre todo, aprovechar la coyuntura para buscar soluciones de largo plazo a los
problemas de inseguridad y migración, y no solo para complacer al presidente
norteamericano y mejorar sus indicadores a costa de los nuestros.
Para el caso de Coahuila, la incertidumbre generada por todo lo anterior podría
ser contrarrestada por los buenos indicadores en materia de seguridad, paz
laboral, capital humano orientado a la demanda técnica y estabilidad social,
entre otros, para seguir atrayendo inversiones.
Es probable que las reglas de origen se vuelvan más estrictas, pero eso no es
necesariamente malo y lo podemos usar a nuestro favor. Si ya sabemos que la
principal preocupación de Estados Unidos es que contenido chino se cuele en
nuestras exportaciones, es responsabilidad de nosotros blindar los procesos
para cumplir con los compromisos en tratados internacionales.
Como socios confiables de Estados Unidos, propone Guajardo, no podemos
permitir inversiones chinas en áreas sensibles para la seguridad nacional,
tampoco que incumpla con reglas y acuerdos comerciales. No se trata de
pelearnos con China, es nuestro segundo socio comercial, pero sí generar una
estrategia vituosa en conjunto.
Los riesgos y retos existen, pero también una ruta para solucionarlos. ¡Manos a
la obra!