
Moody’s rebaja la calificación crediticia de Estados Unidos y lo saca del club triple A
La agencia Moody’s degradó este viernes la calificación crediticia de Estados Unidos de “Aaa” a “Aa1”, una decisión que marca su salida del exclusivo grupo de países con la máxima nota financiera. La razón principal: el aumento sostenido de la deuda pública y el creciente costo de su financiamiento.
“Las sucesivas administraciones y el Congreso no han logrado consensuar medidas para revertir los altos déficits fiscales y el incremento de los intereses de deuda”, señaló la agencia en un comunicado.
Con esta decisión, Moody’s se suma a Standard & Poor’s y Fitch, que en años anteriores ya habían rebajado la calificación de la deuda estadounidense. Hasta ahora, Moody’s era la última gran agencia que mantenía la nota máxima para el país.
No obstante, junto con la rebaja, Moody’s modificó la perspectiva de la calificación a “estable”, tras haberla colocado como “negativa” a finales de 2023. La firma considera que, si bien el panorama fiscal se debilita, es poco probable que surjan riesgos inmediatos de financiamiento.
La medida representa un golpe al discurso del presidente Donald Trump sobre la fortaleza económica del país, más aún cuando se dio el mismo día en que legisladores republicanos bloquearon en el Congreso una votación clave para avanzar con una ambiciosa ley considerada eje de su plan de gobierno.
En su análisis, Moody’s advirtió que el desempeño fiscal de Estados Unidos podría deteriorarse más rápidamente en los próximos años, alejándose tanto de sus propios estándares históricos como de los de otras economías con alta calificación.
La agencia instó al gobierno a implementar reformas fiscales que frenen —e idealmente reviertan— el deterioro de las finanzas públicas, ya sea mediante aumentos de ingresos o recortes de gasto.
Finalmente, aunque consideró poco probable un abandono global del dólar como moneda de reserva, Moody’s alertó que una pérdida de confianza de los inversionistas en la deuda estadounidense podría provocar una subida de tasas de interés y encarecer aún más el servicio de la deuda.