
Montaña rusa
Para finales de marzo, la junta de gobierno de Banco de México anunció una
nueva reducción de 50 puntos base a la tasa de interés de referencia para
colocarla en 9%. Considerando que hace 2 años la misma andaba en 11.25%,
la baja es considerable, aunque sigue estando todavía muy por encima de los
niveles del 4% en los que andaba en febrero del 21 o del 3% en los que llegó a
estar a mediados de 2014.
Como el único mandato por ley que tiene nuestro Banco Central es mantener a
raya la inflación, las tasas estuvieron subiendo para controlarla. Pero ¿cómo es
que una tasa de interés alta ayuda a reducir el nivel de precios? Como el tipo
de interés no es otra cosa que el costo del dinero, y al ser un precio más,
alguien podría pensar que el efecto sería el contrario.
La tasa de interés al alza reduce los precios en dos vías principalmente. La
primera es a través del consumo. Con intereses altos la gente tiende a utilizar
menos la tarjeta de crédito o a pedir menos prestado, ya sea al sector
financiero formal o al informal, en el que las tasas pueden llegar hasta los tres
dígitos.
Con un menor consumo se dejan de comprar bienes y servicios. Y con una
menor demanda de ellos y una oferta fija, su precio tiende a bajar, o cuando
menos a no subir.
La segunda es vía la inversión. Con tasas de interés altas, los actores
económicos prefieren mantener sus ahorros y sus capitales en cuentas
bancarias que les pagan rendimientos altos y libres de riesgo. Esto también
fortalece al peso, ya que los inversionistas extranjeros venden sus dólares para
depositarlos en estos portafolios convertidos a moneda nacional.
Con una menor inversión se dejan de comprar materiales y equipo de
producción, y se deja de contratar personal. La economía se enfría y el nivel de
precios se mantiene bajo. Pero cuidado, en el largo plazo esta situación puede
reducir la producción de bienes y servicios, limitando su oferta y generando
inflación.
Ambos, el consumo y la inversión, junto con el gasto de gobierno y las
exportaciones netas, son los componentes del Producto Interno Bruto de un
país. De su buen desempeño depende el crecimiento económico.
Con la incertidumbre internacional generada por el mandatario del vecino del
norte con el tema de los aranceles, tenemos en México un consumo cauteloso,
la inversión pausada y las exportaciones en riesgo.
El gasto de gobierno es insuficiente por sí solo, por eso ya los analistas
financieros hablan de un crecimiento nulo para este año, o incluso negativo. En
este contexto es una buena noticia el anuncio de una disminución en la tasa de
interés de referencia, con el objetivo de incentivar el consumo y la inversión.
En las crisis siempre hay oportunidades. Con los mercados financieros en modo
montaña rusa y las tasas a la baja, es momento de echar a la volar la
imaginación e invertir en proyectos innovadores. En Coahuila hay seguridad,
altos niveles de competitividad, paz social y laboral, infraestructura productiva,
mano de obra de otro nivel y se respeta el Estado de Derecho. ¡Bienvenidas las
inversiones!