
Trump reconoce a Sheinbaum avances contra el fentanilo, pero mantiene militarización en la frontera
La más reciente llamada entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump, la quinta desde que asumieron sus mandatos, fue descrita como “productiva”, aunque el tono fue críptico y las diferencias quedaron expuestas. El presidente de Estados Unidos reconoció avances del gobierno mexicano en la lucha contra el fentanilo y en la reducción del flujo migratorio, pero insistió en mantener el despliegue militar en la frontera con México.
Trump atribuyó los resultados positivos a su política de seguridad fronteriza, que considera disuasiva en sí misma. Por su parte, Sheinbaum expresó su preocupación ante la creciente militarización, particularmente por la posibilidad de choques armados entre fuerzas estadounidenses y grupos criminales mexicanos. La presidenta también manifestó inquietud por una orden ejecutiva de Trump que otorgó al Pentágono el control operativo de amplias zonas fronterizas, transformando antiguas tierras federales en zonas de acción militar directa.
El tema cobró mayor tensión tras la reciente muerte de dos marines en la frontera, bajo circunstancias aún no esclarecidas, posiblemente por un accidente vehicular. Sheinbaum ha reiterado que México no permitirá operaciones militares extranjeras en su territorio, posición que fue tema central en la conversación entre el general Ricardo Trevilla y el jefe del Comando Norte, Gregory Guillot.
La relación con Estados Unidos es vista como un punto estratégico por la presidencia mexicana, ya que representa uno de los temas donde Sheinbaum logra respaldo más allá de su base electoral. En contraste, Trump enfrenta críticas internas por su estrategia migratoria. Su plan de deportaciones masivas comienza a mostrar signos de desgaste, especialmente tras la polémica deportación de venezolanos a El Salvador, donde fueron confinados en una prisión de máxima seguridad.
El Tribunal de Apelaciones del Cuarto Circuito cuestionó duramente este modelo de deportación, y legisladores republicanos han evitado respaldarlo públicamente. Además, agencias de seguridad estadounidenses han puesto en duda las afirmaciones del presidente sobre un supuesto plan del Tren de Aragua para infiltrar indocumentados en el país.
Mientras tanto, crece el interés en Washington sobre el juicio federal en Brooklyn contra Rafael Caro Quintero, quien recientemente perdió a uno de sus abogados por conflicto de interés.