Nueva era
Uno de los principales retos que tenemos como comunidad es combatir la lacerante desigualdad que existe en nuestro país. Esa inequidad es la causante de muchos de los males que nos aquejan que van desde la pobreza y falta de oportunidades hasta el descontento, el encono y el odio social que tanto daño nos hacen.
El problema es complejo y no cuenta con soluciones sencillas. Algunos países que trataron de erradicar la desigualdad instalando regímenes comunistas, como la Unión Soviética y su experimento en Alemania del Este, tuvieron que abandonarlo ante lo estrepitoso de su fracaso; otros, como Cuba y Venezuela, lo mantienen por cuestiones ideológicas a pesar lo mal que les está yendo.
Tampoco son suficiente las transferencias en efectivo. Ayudan, pero no resuelven. Son solo un paliativo temporal. Qué bueno que se entreguen, pero no debemos olvidar ir al fondo del problema y generar estrategias integrales y políticas de intervención eficientes.
Una de ellas, que hace su aportación desde lo privado, es sin duda Salud Digna. Con sus altísimos estándares de calidad y sus bajos precios permite una democratización eficaz de la salud.
Su modelo ha sido tan exitoso que este 2024 cerrará con 235 clínicas, cubriendo todos los estados y generando presencia en otros países, como Guatemala, Nicaragua y El Salvador. Con 18 millones de pacientes atendidos al año y con más de 26 millones de servicios efectuados, Salud Digna se consolida como la segunda institución de atención a la salud con más pacientes en el país, superada solo por el IMSS.
Trabajar desde la prevención genera beneficios a futuro, reduce costos sociales y minimiza las tragedias. Y así, Salud Digna no solo es el principal proveedor de lentes a la población mexicana o la institución que más densitometrías realiza en el mundo, sino que el 20% de los casos de cáncer de mama detectado en mujeres mexicanas tuvo como origen una de sus mastografías.
Salud Digna no solo salva vidas, sino que pone su granito de arena para tener una sociedad más justa. Con sus objetivos claros de erradicar la inequidad ofensiva y humanizar la salud, sus clínicas se han convertido en el punto de encuentro de todos los niveles socioeconómicos. Ahí, todos somos iguales y recibimos una atención de primera.
Ahora, con la instalación de su Asamblea General y la formalización de un nuevo esquema de gobierno corporativo, Salud Digna entra en una nueva era de crecimiento. Felicito a la familia Vizcarra, y a todo su equipo, por este importante paso. Ojalá más instituciones privadas en nuestro país tomen su ejemplo y contribuyan a reducir las desigualdades sociales que tanto daño causan.