
Sheinbaum espera 150 mil personas en el Zócalo para reforzar el mensaje de que la elección ya está definida.
La candidata quiere una plaza del Zócalo repleta para su acto inaugural y espera algo similar en sus incursiones a las principales ciudades del país. Por eso hace dos semanas removió a la persona encargada de sus giras, María Cruz Vázquez. Sheinbaum detecto varios problemas en sus eventos de la elección interna y de las precampañas.
Quiere evitar que le suceda algo similar a lo de Adán Augusto, que hacía grandes actos en sus giras por los estados y quedó en anteúltimo lugar. Desde hace una semana revisa personalmente la capacidad de movilización que cada actor le propone según el distrito.
La campaña se convierte así en una prueba de ácido para luego medir qué va a recibir cada quien en un eventual sexenio. Los ejemplos abundan: si la elección en Veracruz se sigue cerrando, va a ser difícil darle a Cuitláhuac García el espacio al cual aspira en un eventual gabinete o el caso de la contienda por Monterrey, donde Tatiana Clouthier teme que un lejano tercer lugar la deje fuera de la conversación para la Secretaría de Gobernación.
Sheinbaum está convencida de que los mega actos son cruciales para instalar en la realidad la percepción de que no hay elección por definir y por una cuestión adicional: cree que Xóchitl Gálvez no está en condiciones de esos despliegues, ni por una cuestión económica ni de cantidad de gobernadores y alcaldes que suscriben su candidatura.
Las dos candidatas quieren apelar a la situación de los indecisos. Sheinbaum, convencida de que el tablero en su formato actual la favorece, espera que esa cuarta parte del padrón nunca se active.