
La buena vecindad
El fin de semana pasado tuve la oportunidad de participar en el foro que con el
objetivo de promover una integración económica regional sustentable entre
Estados Unidos y México organizó el Banco de Desarrollo de América del Norte
(NadBank por sus siglas en inglés). El evento se realizó en la emblemática
ciudad de San Antonio, Texas, sede del banco binacional organizador.
Además del presidente de la asociación de negocios en Texas, una especie de
cámara de cámaras empresariales, compartí el panel con la secretaria de
Desarrollo Económico de Chihuahua y el subsecretario de Inversiones de Nuevo
León. Dentro de la competencia natural entre entidades vecinas que buscan
atraer inversiones, lejos de mostrar hostilidad nos presentamos como una
región consolidada que hace equipo y trabaja en armonía.
Por los comentarios y preguntas de los asistentes, principalmente empresarios
y banqueros norteamericanos, pude detectar tres grandes preocupaciones con
respecto a la zona. La primera es la seguridad. La imagen de un México
violento y altamente peligroso prevalece entre el ciudadano norteamericano.
Afortunadamente pudimos compartir la experiencia Coahuila, posicionado
como uno de los estados más seguros del país, con la capital y la ciudad
fronteriza más seguras, por mucho.
La segunda es el tema del agua. Las notas de lo severo de la sequía y la
ausencia del vital líquido en la zona metropolitana de Monterrey y otros
municipios de la región trascendieron fronteras y despertaron una sustentada
preocupación. El modelo de Saltillo llamó mucho la atención y permeó el
mensaje correcto: agua sí hay, el problema es de administración y gestión. En
ese sentido, el propio NadBank levantó la mano para financiar proyectos en la
materia.
Y la tercera tiene que ver con la reducción de la natalidad y el envejecimiento
de la población, muy avanzado en algunos países que, como Japón, ya venden
más pañales de adultos que de bebés. La preocupación es que Norteamérica
sigue una tendencia similar que el día de mañana significará una reducción en
la oferta de mano de obra.
Coahuila atiende de manera firme y decidida los dos primeros asuntos, con
resultados positivos tangibles y alentadores. El tercero es más complejo y creo
que el futuro lo resolverá con ayuda de la ciencia, la tecnología y la inteligencia
artificial.
Claro que se tocaron otros temas también importantes, como la seguridad
energética, el congestionamiento de los puertos fronterizos, la logística
internacional, la actividad sindical, entre otros. Afortunadamente Coahuila
sobresale en todos y hace sinergia con sus vecinos. Esa buena vecindad,
además de los atributos ya mencionados, ha sido sin duda un factor para que
inversiones regionales como Tesla lleguen a casa. Sigamos promoviéndola, por
el bien de todos.