
Con Pemex en su peor momento, Octavio Romero vuelve a hablar de competir en Tabasco y Audomaro impulsa a su reemplazo
Conversaciones en Anzures y llamados al sureste. Javier May quedaría como Plan B. El guiño de Andy. La contienda contra Adán.

Son momentos críticos para Octavio Romero al frente de Pemex. La empresa estatal está acorralada por la baja en su nota crediticia, los accidentes que descontrolan su operación y una crisis de producción que hace ya imposible esa meta anunciada por Andrés Manuel López Obrador de producir 2.6 millones de barriles diarios en promedio.
El panorama es muy complejo porque el derrame en la sonda de Campeche promete consecuencias judiciales de final incierto. Los seguros y las indemnizaciones podrían, en esta ocasión, no ser suficientes.
Por esto es que Romero vuelve a hablar en las últimas horas de competir en Tabasco y postergar así a su protegido Javier May, también muy complicado en la gestión del Tren Maya.
Así se lo ha comunicado a algunos aliados en la política de la entidad del sureste, según se pudo conocer.
May busca el salvoconducto de la campaña en Tabasco por el mismo motivo que Romero: le han prometido metas al presidente que ya son imposibles. A fin de año el Tren Maya con suerte operará en solo dos tramos.
La salida de Romero es secundada por el general Audomaro Martínez Zapara, jefe del CNI y con intereses de diverso talente en Pemex. El militar está recomendando para la sucesión en la Torre de Anzures al diputado de Morena Manuel Rodríguez González, que es cercano tanto a Romero como a Andrés López Beltrán.
Rodríguez González está obnubilado ante esta posibilidad y en las veladas que protagoniza con amigos cercanos traza grandes líneas de estrategia, emite nombramientos de su eventual staff y expone su mayor fantasía: trasladar las oficinas centrales a Ciudad Carmen.
Cada día que pasa se vuelve más evidente que la dupla Romero-Audomaro es la que descarriló la campaña presidencial de Adán Augusto López Hernández.
Justamente, el desafío que tiene por delante todo este esquema de poder y negocios es el ex mandamás de Segob, que pretende retener el gobierno en Tabasco. Allí tiene como espadas principales tanto al gobernador, como al dirigente estatal de Morena como a los encargados de los programas sociales.