
Samuel ahora apuesta por el “exilio” de Cienfuegos y Salgado mientras sigue de cerca el rumbo de la marca MC
Acuerdos y renovación política. Se sostiene la brecha entre el partido y sus protagonistas. Conversaciones reservadas.

El gobernador Samuel García quiere dirimir su conflicto con las fuerzas estructurales de la política estatal antes de la temporada. Entiende que el debate actual no puede durar año y medio porque se ve afectada la gobernabilidad y porque además es funcional a la estrategia del Gobierno Federal.
En la Secretaría de Gobernación agrada el conflicto entre MC, PAN y PRI porque impide, tanto a nivel local como nacional, una confluencia que a la larga pudiera ser inquietante para la oferta electoral que promueve Andrés Manuel López Obrador. Por eso desde Bucareli hay una gestión permanente para que la Federación no juegue a fondo contra los adversarios de Samuel García. Contribuyen a la misma personajes del entorno de Alejandro Gertz Manero y, notablemente, de Alfonso Romo.
En la actual paridad es que el gobernador ahora apuesta a implosionar la unidad opositora mediante un ofrecimiento audaz: que PRI y PAN “jubilen” de la política a sus principales armadores, Zeferino Salgado y Francisco Cienfuegos. Todo el conflicto terminaría si ambos abandonan su actividad política y, de paso, se fueran a vivir fuera de Nuevo León.
Todo lo contrario de la trayectoria actual porque tanto Cienfuegos como Salgado alistan sus preparativos para el año que viene ser diputados locales y desde el Congreso liderar a la oposición contra MC.
En Palacio de Cantera deslizan que se trata de trazar un cerco en torno a ambos y lograr ciertos acuerdos con quienes se unan al plan. Los objetivos a seducir: César Garza, Adrián De la Garza y Cristina Díaz en el PRI y Raúl Gracia en el PAN. Ellos serían, bajo esta lógica, los encargados de la renovación política en el Estado.
Hay algunos movimientos que los entusiastas de esta idea festejan: la decisión de César Garza de no enfrentar a Mariana Rodríguez por el Senado, la ausencia de arrebatos judiciales con Gracia o ciertos detalles electorales que conversan Díaz y el hombre más determinante del círculo del gobernador, Miguel Flores.
Por cierto: se señala en algún tipo de rol en esta embestida a Jorge Mendoza, hombre de confianza de Ricardo Salinas Pliego. Raro: cuando le preguntan Mendoza dice estar en buenos términos con Cienfuegos pero que hace algunas cosas a favor del gobernador para limitar a Alejandro Moreno Cárdenas, a quien define como una tragedia para el PRI.
Como sea, la actual es una estrategia necesaria porque además el gobernador observa una disonancia muy notable en las encuestas hacia el 2024: su imagen y la de esposa son muy altas pero la de MC luce rezagada, por momentos en una meseta. Y esto es un inconveniente para conquistar el Congreso local por el sendero electoral.
Hay otra arista sumamente curiosa: al parecer en Nuevo León, en los sectores más vulnerables, hay una fluctuación constante entre la adhesión al gobernador y la de Andrés Manuel López Obrador. Casi como si esa renovación que se impulsa desde la cima ya estuviera sucediendo en cierta medida en la base de la pirámide, con una nueva dicotomía ahora entre Morena y MC.