
Ebrard cree que la cúpula de Morena busca afectar su buena relación con medios opositores y descarta una lista de censura
La conocida amistad del exjefe de gobierno con López-Dóriga, Gómez Leyva e incluso Aristegui. Y el malestar con TV Azteca.

Marcelo Ebrard, aspirante a la candidatura presidencial de Morena.
Varios frentes se van a abrir rumbo a la interna de Morena, dos de ellos serán los debates (si tienen lugar, cómo, cuándo, con quién como moderador) y los respaldos prohibidos de legisladores, alcaldes o gobernadores. El tercer frente se trata de las entrevistas en medios, un roadshow llamado “Recorrido de los aspirantes”, que sacará chispas.
Al pronunciar los puntos de acuerdo junto a las seis corcholatas (Adán Augusto López, Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Manuel Velasco y Gerardo Fernández Noroña), el gobernador Alfonso Durazo -en su calidad de Presidente del Consejo Nacional de Morena- dijo que habrá una supuesta prohibición de asistir al algunos medios.
“Evitarán los medios reaccionarios, conservadores, adversarios de la Cuarta Transformación y partidarios del viejo régimen”, se lee en el documento que signaron los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena, pese a que este punto de inmediato causó polémica.
Ebrard apunta que no tiene plan B y confía en el proceso de Morena: “No me prestaría a una farsa”
Incluso Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, abundó en las definiciones sobre las entrevistas que no deberán ofrecerse. “Me parece que son claros, pero seguramente lo discutiremos… Reforma, Latinus, personajes anti 4T y voceros de los oligarquía”, dijo.
Según se pudo confirmar, no existe una lista negra de medios sino algunos comunicadores que abiertamente han militado en contra del presidente López Obrador con quienes se recomienda “abstenerse” como lo dicta el propio pacto que hicieron las corcholatas.
“Abstenerse de realizar pactos con grupos de interés político, económico, mediático o delictivo”, y no realizar gastos excesivos en publicidad, refiere el pacto. Sin embargo, como un golpe bajo la mesa, en el war room de Ebrard recibieron esto con suspicacia. Pues ya hablan de que la cúpula de Morena busca afectar su buena relación con medios opositores.