
En Palacio sondean a Black Rock para fondear la compra de las 13 plantas de Iberdrola
En medio de las dudas entre bancos para entrarle a esta operación, el fondo de Larry Fink podría ayudar en la operación financiera.

Concretar la compra de las 13 plantas de Iberdrola no es una tarea fácil para Hacienda. Por estos días, Rogelio Ramírez de la O enfrenta el reto de reunir el capital requerido y la salida que gana terreno en Palacio Nacional es recurrir al Black Rock.
De acuerdo con fuentes cercanas a este proceso en diálogo, dentro del gobierno de Andrés Manuel López Obrador analizan la posibilidad de invitar al fondo de inversiones Black Rock a participar en esta operación ante la dificultad de poder acceder al financiamiento de otros bancos.
Como reveló la agencia Bloomberg en días pasados, instituciones bancarias como Banco Bilbao Vizcaya Argentaria , Banco Santander SA y Bank of America Corp ya habían mostrado interés para inyectar capital, sin embargo, operaciones que resultarían más complejas. Por el lado nacional también se han apuntado nombres como Grupo Financiero Banorte y Grupo Financiero Inbursa.
Vale recordar que la operación se hará a través de Mexico Infrastructure Partners (MIP), un fondo que se nutre de recursos del Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), sin embargo, la operación valuada en 5,943 millones de dólares queda por arriba de los recursos que puede inyectar actualmente dicho fideicomiso, por lo que requerirán inversión extra.
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Sin embargo, la administración pública está buscando la menor exposición de entidades mexicanas para concretar esta operación, según se pudo corroborar en diversas fuentes, por lo que gana terreno la estrategia de acudir a capital extranjero.
Si bien una salida fácil sería acceder a la línea de crédito que tiene el país ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 70 mil millones de dólares, López Obrador ha sido critico al endeudamiento con dicha entidad internacional. Por el contrario, es sabida su cercanía con Larry Fink desde el inicio de esta administración.
Aunque no siempre han coincidido las agendas de Black Rock con la de la 4T, sobre todo en materia energética, López Obrador ha presumido en diversos momentos de su administración su buena comunicación con el fundador de la empresa más grande de gestión de activos, e incluso buscando interceder sobre la deuda argentina. Por su parte, el empresario ha reiterado sus intenciones de seguir invirtiendo en el país.
De lograr el objetivo, el fondo de Fink ayudaría a capitalizar al MIP y concretar la compra de estas plantas que, de acuerdo con la apuesta presidencial, serán operadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), quien eventualmente estaría a cargo del retorno de la inversión al fondo mexicano. Según las estimaciones del presidente, esta inversión se recuperará en un plazo de diez años.
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Es de notar que si bien ha trascendido la dificultad de Hacienda para encontrar el capital restante y se han instalado dudas sobre el interés de bancos mexicanos, en el mercado energético hay confianza de que el negocio se concretará en cuestión de medio año.
“A todo mundo le conviene”, dice un participante del sector. Para empezar, a la propia Iberdrola, que termina su disputa con el gobierno mexicano y tiene capital para invertir en otros negocios en países como Brasil y Estados Unidos y a la CFE, pues aumenta su capacidad de producción -aunque en el mercado está en duda que logre el 65% que promete el gobierno-. Para López Obrador también es un ganar, pues refuerza su discurso de soberanía energética.