Para ir a fondo contra Cártel de Sinaloa,un consejero clave de Biden pide potenciar el rol de la DEA y la CIA en México
Sigilo sobre la caída del hijo del Chapo. Pistas en Sinaloa. Alivio por golpe al “modelo Venezuela”.
El arresto de Ovidio Guzmán no apareció en las principales mesas de trabajo la Cumbre de América del Norte. Algo similar a lo sucedido con las quejas en materia energética que esgrimen EU y Canadá contra la política de Andrés Manuel López Obrador. Ambos temas sobrevolaron las reuniones pero de modo sigiloso y reservado.
Según comentaron desde el Departamento de Estado, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Jake Sullivan tuvo oportunidad de mencionar que su gobierno se congratulaba del arresto de Ovidio Guzmán pero que consideraba elemental retomar una mayor cooperación entre el gobierno mexicano, la DEA y la CIA para terminar de desarticular al Cartel de Sinaloa que está detrás del tráfico de fentanilo a Estados Unidos.
Sullivan entiende que la recaptura de Ovidio debe funcionar como base para superar definitivamente las heridas que causó que a finales del 2020 el general Salvador Cienfuegos -muy cercano a Luis Crescencio Sandoval- fuera arrestado por la DEA en California. Ese es un punto de quiebre porque detonó en el desarme casi total de la oficina de la DEA en el país y en la interrupción de la cooperación bilateral para ir contra el narcotráfico.
Trudeau está preocupado por el fentanilo y duda que el arresto de Ovidio traiga resultados
Según esta óptica, sin dicho nivel de cooperación será casi imposible desarmar las cadenas de suministro que derivan en el ingreso de las drogas sintéticas a Estados Unidos.
La impresión que quedó en el gabinete de López Obrador tras las reuniones con funcionarios de Estados Unidos es que al Departamento de Estado le importó la recaptura de Ovido más que nada por un tema de política y elección.
Allí, igual que en la oficina de Sullivan, domina la noción de que el chavismo venezolano se asienta en la base de una trifecta formada por narcotráfico, militares y un partido político hegemónico. Un modelo que de ningún modo es aceptable al sur de la frontera y que se entiende como más débil tras la captura del hijo del Chapo Guzmán.
Para funcionarios de EU fue muy evidente que en las elecciones del 2021 la 4T tuvo un apoyo fundamental de la familia Guzmán, específicamente en los estados del Pacífico como es Sinaloa. Como contraste, el año pasado en la elección de Durango donde no se registraron altercados con el crimen organizado Morena perdió por 15 puntos.
Estas sospechas encontraron cierto eco estatal en los días previos al operativo para arrestar a Ovidio Guzmán. Un día antes del mismo el gobernador morenista de Sinaloa Rubén Rocha participó de un acto donde refrendó la política de “abrazos no balazos” y se sentó al lado del alcalde de Badiraguato, localidad sinaloense desde donde se han gestado dinastías históricas del narcotráfico mexicano.
Rocha se queja porque Sandoval no le avisó del operativo y ahora teme un estallido de violencia
En diciembre la posada más importante que organizó Rocha fue, precisamente, en la zona de Jesús María en Culiacán, donde tuvo lugar la captura de Guzmán. La casa donde fue el arresto es la más grande y vistosa de esa zona. A pocos metros de allí Rocha regaló juguetes y animó festejos.
En las horas siguientes a la caída de Guzmán en la prensa se reiteró la duda de si Washington había participado en la captura. El Gobierno dijo que no y no fue desmentido. Pero ayer martes en una reunión privada el procurador general Merrick Garland dijo, sin demasiados rodeos, que una agencia de seguridad de su país tuvo un desempeño crucial en el operativo y que esto no se mencionaba para cuidar ciertos nexos de información.